El fujimorismo caviar
Mal hace la candidata de la derecha al pensar que cambiando de discurso o integrando a sus filas a personajes de tendencia izquierdista ganará los votos de la izquierda
Las declaraciones de Keiko Fujimori hace algunas semanas atrás en Harvard, y la incorporación de Vladimir Huaroc a Fuerza Popular, son sin duda un giro importante en el discurso del fujimorismo moderno.
Se equivoca de estrategia el partido de Keiko al pensar que la izquierda votará por ella ante estas declaraciones. Menos aún, el refuerzo de Huaroc contribuirá a atraer esos votos. Esto pasa porque Huaroc no es una figura con arraigo popular, de hecho pocos lo conocen; y los que lo conocen, entienden con precisión que su participación en el Gobierno actual en los conflictos sociales dejó mucho que desear. En términos políticos está chamuscado.
Otro factor determinante es que la “izquierda caviar” no es tan inocente para creerse el cuento que el fujimorismo se ha izquierdarizado. Estos son fieles a sus ideales, los antiguos izquierdistas letrados e intelectuales les apesta cualquier atisbo de Fujimori, nunca le perdonarán, persiguen aquel aforismo que “El rencor da combustible para una larga lucha”.
Los más jóvenes, la izquierda militantemente caviar, los que la escogen más como estilo que como consecuencia ideológica, aquellos que se arrogan las tendencias anti aborto, unión civil, legalización de la marihuana, anti especismo, entre otros; miran con recelo al Fujimorismo porque dentro de las tendencias arriba mencionadas, también está incluida ser anti fujimorista.
Lo que no ha calculado el fujimorismo es que Keiko tiene un treinta por ciento de intención de voto no necesariamente por las cualidades de su candidata, sino principalmente por Alberto Fujimori. Y el fujimorista duro no virará a la izquierda por nada. Son opuestos por naturaleza. Porque el fujimorismo, duela a quien le duela, o así lo nieguen tres veces, es el partido de la derecha.
Es fiel a Fujimori, pero no a Keiko, pues al no ser un partido de ultraderecha, no está en cautiverio todavía. No es ni elitista, ni autócrata (aunque su génesis provenga de ésta), ni aristocrática.
Es más, sin Fujimori en el juego, y si es que se suman más izquierdistas al lado de la candidata de Fuerza Popular tal como parece su estrategia, cabe la posibilidad de perder parte del electorado ganado, que se trasladará hacia los brazos de la centro izquierda donde encontrará un caluroso cobijo, pues es allí donde radica las mayor cantidad de agrupaciones políticas, y el menú es amplio, reconfortante y diverso.
¿Históricamente qué conceptos ideológicos son afines a la derecha? El liberalismo y el conservadurismo. Ambos se entrelazan y son afectos. Ambos en el Perú son débiles pero existen, no están agrupados, están en el chip de algunos personajes infiltrados en la política, pero son fáciles de identificar.
En ese sentido, una alianza entre el Fujimorismo y PPK, incluido el PPC, es más natural, sano y sensato para sus huestes. Pretender ser una moderna izquierda, o un fujimorismo caviar es forzado y poco creíble.
Algo más, la izquierda actual sigue siendo inerte y no se define. Tiene un lugar privilegiado en el alma del pueblo pero no convence o por lo menos no termina de convencer. ¿Serán sus líderes, serán sus preceptos obsoletos, será su eterna desunión, Quién sabe?, pero ante un rival tan solícito con el fujimorismo, tendría una bárbara oportunidad para asomarse entre la masa con un discurso anti derecha que facilmente le traería adeptos por doquier. Sin embargo, sigue neutralizada y huérfana, lo que nos lleva a pensar que una vez más la historia se repetirá en estas elecciones.
Simone Weil decía: “Para que tu mano derecha ignore lo que hace tu mano izquierda tendrá que esconderla de la derecha”. Esta máxima no le es ajeno al Perú. Es difícil que esta elección la gane la derecha.
No cabe duda que Keiko estará en la segunda vuelta, ¿frente a quién? No se sabe.
Solo sé que será quien lidere lo que en 1996 definió el alemán Heinz Dietrich Steffan como el Socialismo del Siglo XXI, una propuesta para embanderar una sociedad democrática, participativa, inclusiva, progresista y más social. Ese candidato que proponga lo expuesto, junto a la izquierda pensante que espera ansioso su negada paternidad, no lo duden, será nuestro próximo presidente del Perú.