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Voto responsable

La historia de la política peruana nos señala que el poder absoluto corrompe absolutamente, máxima de Lord Acton, la mayoría absoluta en ambos poderes te termina corrompiendo, además de hacerte ingobernable, ajeno y poco afín a los valores democráticos.

Publicado: 2016-05-30


El elector peruano es muy voluble, nunca está dicho nada con éste cuando se trata de elegir a sus autoridades. Tal vez pase por nuestras febles instituciones, o quizá por nuestra inmadura democracia, o por el desacierto de nuestros líderes políticos y sus partidos, hay tantas razones, lo cierto es que suele sorprendernos siempre.

No hay ciencia cierta en sus decisiones electorales, pero lo que es seguro es que hoy 2016, nada ni nadie le engaña. La teoría de Bernard Baruch más viva que nunca: “Vota a aquel que prometa menos. Será el que menos te decepcione”. El peruano ya no quiere decepcionarse otra vez.

La polarización de estas elecciones son extremas, lo que origina que buscar ser neutral te pone siempre (aunque no lo quieras), en la orilla de alguno de los dos candidatos. Razonar profundamente te puede volver demagogo en estas circunstancias, por lo que la filosofía y el análisis profundo ya no es más parte de las elecciones peruanas. Se quedaron en el pasado. La praxis mediática del chisme y la denuncia carcomió los cimientos del debate.

Esto no sería tan malo en otros escenarios, sin embargo en democracias débiles como la nuestra, es malinterpretada y razonada de manera caótica e injusta. La prudencia y tolerancia se vuelven valores en extinción en una segunda vuelta a la peruana. Pero no siempre debería ser así.

Siempre he dicho desde hace años atrás, que las elecciones al poder legislativo deben darse después de las elecciones presidenciales. De esta manera eliges por una bancada opuesta al candidato ganador, volviendo simétrico el sistema democrático, proporcional y mesurado, más sano y justo, buscando siempre el equilibrio de poderes, con el objetivo principal de que cada poder actúe de manera semejante a los intereses de la ciudadanía.

Más reflexión, mejor información, profunda investigación y mayor coordinación. Finas y estructuradas propuestas y planteamientos; más debates, mejores argumentos, idearios y plataformas. Democracia pura. Eso es lo ideal.

La historia de la política peruana nos señala que el poder absoluto corrompe absolutamente, máxima de Lord Acton, la mayoría absoluta en ambos poderes te termina corrompiendo, además de hacerte ingobernable, ajeno y poco afín a los valores democráticos.

Más allá si es que uno u otro candidato son transparentes, elegibles, funcionales, estadista, honrados o merecidos de la presidencia del Perú; lo responsable, un voto responsable es votar por el equilibrio de poderes hoy en día, justo en un país fraccionado, dividido entre el norte y el sur, reclamado por las causas justas que no llegan, por los excluidos y los pocos escuchados.

Dejar de lado mis preferencias o aversiones para elegir responsablemente debe ser el sentir este 5 de junio, debe ser el primer paso a la gobernabilidad, al futuro responsable y solidario que anhelamos para nuestra nación.

La teoría de la separación de poderes de Montesquieu, indica que el “Estado existe con la finalidad de proteger al hombre de otros hombres, sin embargo la existencia de ese Estado no garantiza la defensa de los derechos de la persona. Es decir, muchas veces el hombre se encuentra protegido contra otros hombres, más no contra el propio Estado, el cual podría oprimirlo impunemente mediante las facultades coercitivas que le ha otorgado la propia colectividad”. Podría ser nuestra real politik hoy en día.

Si tengo una amplia mayoría en el Congreso (más de 70 congresistas), mi deber es elegir por el otro partido, de esta manera le brindo a mi país una maravillosa oportunidad de emerger y resurgir del subdesarrollo institucional y democrático que adolecemos desde hace una eternidad. Le brindo la brillante posibilidad a la democracia de entendernos como ciudadanos comunes enfocados en políticas generales únicas hacia el progreso, desarrollo, y una justa ciudadanía.

No olvidemos al recordado Charles Bukowski cuando decía que “La diferencia entre una democracia y una dictadura consiste en que en la democracia puedes votar antes de obedecer las órdenes”. Este es el momento de votar en democracia, no vaya a ser que sea una última oportunidad antes de arrepentirnos más tarde.


Escrito por

Carlos Javier León Ugarte

Periodista, melómano y obsesivo lector. Adicto al jazz y un furtivo amante de The Beatles. Lucho por el medio ambiente y amo a Universitario de Deportes.


Publicado en

Incorrectamente Político

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