La victoria pírrica de Fuerza Popular
Cuando Fuerza Popular (FP) ganó la mayoría parlamentaria en las últimas elecciones, propuse en un artículo esperanzador que se presentaba una inmejorable oportunidad para el fujimorismo de cimentar y fortalecer su partido, demostrando a sus lectores y sobre todo a los anti fujimoristas, practicar ejemplos de valores democráticos y dialogantes en el poder legislativo para lograr despercudirse de ese pasivo antidemocrático y prepotente con el que se popularizo en los noventa, lo que le llevó fatalmente a ser una dictadura.
La derecha exigía un partido capaz de cubrir ese espacio por años, además de tomar la iniciativa de ganarle tiempo a la izquierda atomizada y dispersa, teniendo precisamente un gobierno de la misma tendencia ideológica como era PPK, por lo que hacía presagiar que Fuerza Popular aceptaría la derrota y en un acto de madurez, tendería puentes para consolidar una ideología símil y así lograr objetivos mayores para el país.
Finalmente luego de dos años de gestión parlamentaria vemos que sucedió lo contrario. Primero nunca perdonaron la derrota inesperada de su lideresa. Segundo, abusaron del poder del Congreso para presionar algunos estamentos institucionales que se oponían a sus intereses (Ministerio Público, Tribunal Constitucional, la prensa, etc.), tercero, blindaron a sus congresistas objetados en todas sus comisiones y cuarto; arrinconaron a un Gobierno débil que obligaron a dimitir gracias a chantajes, prepotencia y viejas prácticas de espionaje.
Con este accionar, retrasaron una valiosa oportunidad de extender su poder político a regiones, provincias y distritos (basta con mirar a los pocos candidatos que se presentan actualmente por FP en las próximas elecciones) pero además, encarpetaron las reformas del Estado que debieron impulsar en todo ese tiempo que les tocó liderar el poder legislativo, cuestión esencial para fortalecer su partido por dentro y por fuera. Primera lección de partidos políticos para seguir existiendo y trascender, tender un soporte social y militante que te resista, acompañe y te apoye en las elecciones venideras.
Se distrajeron más con la venganza contra PPK y Kenji, además de invertir tiempo en resistir las acusaciones contra su lideresa y el partido por el caso Lava Jato.
Esta última semana el poder de Fuerza Popular ya no se asolapó, fue crudo en sus formas y modales, con discursos bravucones e “interpretaciones auténticas”, logrando expulsar a Kenji del peor Congreso de la República de los últimos tiempos (Encuestas Nacional de GFK de Abril), logrando tal vez una victoria pírrica que le pasara factura tarde o temprano, no precisamente por la victimización de Kenji quien también genera anticuerpos, sino por los métodos pasados que originaron precisamente la caída del patriarca Fujimori.
Rabindranath Tagore diría: “Agradezco no ser una de las ruedas del poder, sino una de las criaturas que son aplastadas por ellas”. Kenji Fujimori podría emerger herido entre las ruedas del tranvía de FP.
Pero además se enfrentaron a la prensa con una ley discutible que desarrolló un mejor ánimo para que los medios unidos levantaran la voz del clamor de la calle contra la institucionalidad del Congreso. Se entreteje una pugna por definir la ley del más fuerte.
Decía Michel Foucault que “el poder no es considerado como un objeto que el individuo cede al soberano, sino que es una relación de fuerzas, una situación estratégica en una sociedad en un momento determinado. Por lo tanto, el poder, al ser resultado de relaciones de poder, está en todas partes”. Bajo ese precepto, FP desnaturaliza el poder y lo desafía, no busca aliados sino enemigos, y desdeña a los otros poderes que son necesarios para su fortaleza.
Tenemos un gobierno débil avalado por FP que titubea ante las exigencias sociales de la calle, inclusive ante demandas de muchos tirapiedras antisistema que ven una inmensa oportunidad para reciclarse entre los gritos para cerrar el Congreso. Esto originará una explosión en cualquier momento que no solo traspasará al Ejecutivo sino que alcanzará también al Congreso y su mayoría gobernante en el peor de los escenarios antes de 2021.
Quisiera que no sea así pero la debilidad (Gobierno) confluenciada con un poder prepotente (Congreso) marchan solitos al desbarrancadero por iniciativa propia.
No han robustecido el liderazgo de Keiko para el 2021, al contrario la han debilitado. No han empoderado sus bastiones políticos partidarios, al contrario le han descuidado. No han creado más militancia y adeptos, al contrario los han dividido. No han cambiado sus formas democráticas y estilo gobernante, al contrario lo han reafirmado.
Bien decía Séneca que “Todo poder excesivo dura poco”. Eso es algo que Fuerza Popular aún no termina de comprender.